Me
 ha pedido un Día al abrir la agenda que le mire a los ojos sin pasar de
 largo... Un 29 de vestido largo, con ojales verdes y azules renglones 
liberados. Su perfume era transparente, intenso papel abierto a una 
conversación en silencio, donde ni escriba yo, ni él borre... le he 
mirado, he visto el fondo sagrado de una certeza con las botas olvidadas
 bajo la mesa y el iris tres veces iluminado. He pasado el día hablando 
con el Día... haciendo herejias de lo cotidiano.
 
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