Cuando un “como si me vieras” se hace constante en la teoría
de lo eterno; 
cuando un te echo de menos se reafirma sin dolor entre luces
de estrellas;
 cuando se presenta el
propósito de aguantar cien mil fuertes mareas 
contra la proa de tu cuerpo,
 y a cambio de eso
ofreces sonrisas sinceras al campo 
de las oportunas amapolas en el trigal del Universo…
 Cuando desenmascaras
la sombras y le quitas a la noche ausencias;
 Cuando le pones
aletas al coral de tu sueños
 para que surque libre
las infinitas carreteras azules
 hacia un mismo
puerto;
 Cuando no hay abismo
que te asuste ni sal en la comisura 
de tus pensamientos;
 Cuando eso sucede, el
alma y el pecho se conjugan en un mismo verbo
 y transforman la
teoría de las olas en una ecuación de lo certero…
 
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