de siempre con sus colmillos limpios,
aullidos de prepotencia,
gargantas sedientas
de privilegios encauzados
por el surco del hurto
y la broma del estatus.
Los fantasmas de los “injusticiados”
me gritan en la noche sin cordura…
Lucha,
¡ lucha como lo hacen los versos
que admiras y pronuncias!
Con lágrimas en la conciencia
y estrofas duras,
con la voz despierta
y los ojos oteando
el paisaje del futuro…
Porque ya he visto demasiados
apacentados soñadores.
Porque el mundo necesita nuevas sendas.
Porque el fuego remata las cenizas
y sonríe cruda la sequía,
por eso y por más,
yo quiero ser la voz del verso libre.
¡¡Lucha!!
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