viernes, 11 de febrero de 2011

Estaba malito y se ha ido al cielo...

Nadie lo entiende, mi querida Gacela… y tú esperas que te lo explique porque crees que tu papi lo sabe todo… si te digo que Sanín, tu abuelo, se ha ido al cielo, vas a querer ir con él para volar y ser un ángel. Pero eso no puede ser.

Es cierto, ya no le veremos nunca, o quizás sí, nadie lo sabe, pero ten por seguro que no le olvidaremos. Tu abuelo era tan bueno que seguramente le hayan dado ya un trabajo especial, allá en el Oriente Eterno. Puede que incluso colabore con los Reyes Magos -ya sabes lo manitas que era arreglando cosas- y quizás cada noche de Reyes él también llegue en silencio a nuestra casa para dejarte su regalo…

-¿Por qué papá, por qué la gente se muere?

Siento la impotencia de no saber combinar adecuadamente la fantasía necesaria, la fe de otros y la cruda realidad, para que no me sufras con lo evidente: que todo es pasajero… pero te prometo, mi amor pequeño, (así te llamaba tu abuelo) que voy a hacer lo imposible para que las sonrisas ganen holgadamente al llanto en tu carrera por esta vida, para enseñarte a reflexionar, a pensar y estudiar con las ganas de alguien que desea saber, compartir y comprender.

Mi Pequeña Gacela, debes ser feliz; ese es el mejor regalo que le puedes hacer a tu abuelo y a todos los que te queremos, aunque de momento no lo entiendas…

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